martes, 27 de noviembre de 2018

23/09/2018 5º DIA CAMINO SANTIGO PORTUGES (CALDAS DE REIS - SANTIAGO)

Llegaba nuestro último día del Camino, nos dolía todo el cuerpo pero sacas fuerzas de donde no tienes para seguir adelante y conseguir el reto. Aquí también teníamos desayuno buffet incluido, por lo que bajamos y llenamos la tripa bien.

Comenzamos pasadas las 9:30 a dar pedales. Los caminos de hoy eran muy parecidos a los de ayer. Montaña, sube, baja, sube, baja, mas montaña, bosques, pueblecitos, peregrinos, muchos peregrinos. Muy buen rollo entre la gente, se nota que estas en los últimos momentos del camino, las caras son de mucho cansancio pero de gran satisfacción.



Y otro día de mucho calor, excesivo diría yo. Tuvimos suerte con el tiempo, aunque un poco mas de fresco no habría venido nada mal, porque sudamos en cantidad. A las dos horas de salir, paramos en un bar a nuestro almuerzo diario. Lo que solíamos comer era o un sandwich mixto cada uno o un bocadillo de bacon y queso para los dos, acompañado de un refresco para meter azúcar al cuerpo.



Proseguimos el camino, al parar vuelves a adelantar a los caminantes que ya habías pasado. Hay que ver el ritmo que llevan, cargados como mulas y en algunos tramos vamos a la misma velocidad, jajaja
Hoy se estaba convirtiendo en un infierno, las cuestas arriba eran imposibles de subir dando pedales, el cansancio acumulado de tantos kilómetros en las piernas estos días atrás, el peso de la mochila, el calor que hacía, cada vez que venía un cuestón, lo hacíamos a pata. Un día interminable, la verdad que si. Y para rematar en una cuesta arriba se me salió la cadena y no se como pero se metió entre el piñón grande y los radios y no había manera de sacarla. Unos chicos que venían en dirección contraria haciendo una rutilla de Domingo se detuvieron y entre todos conseguimos sacarla como pudimos, buf que mal rato pasé, que sudores, pensar que te quedas ahí tirado en medio del monte a saber donde, con 30 kilómetros todavía para llegar a Santiago.



Después del sufrimiento y del susto, proseguimos. Yo preocupado porque el cambio no me iba bien y no podía meter molinillo. Pero iba pensando todo el tiempo, venga que es el final, vamos que ya terminamos hoy, ánimo que estamos disfrutando de una experiencia única e irrepetible. La gente de los establecimientos es muy amable, está claro que casi todos viven de nosotros los peregrinos.



Los pueblos que atraviesas son preciosos, la tranquilidad que se respira es única. No se las paradas que pudimos hacer a lo largo del día, la de peregrinos que adelantamos y nos adelantaron como que 4 ó 5 veces a lo largo de la mañana, jajajaja

En un tramo de asfalto, pero en cuesta de las grandes, íbamos caminando y encontramos una fuente natural por la pared de la montaña. Soltamos las bicis y metimos las cabezas. Fuimos un gran espacio de tiempo sin casco, sin guantes, madre mía que calor hacía. Es que nos sobraba todo.


Vas viendo los monolitos indicando el camino y los kilómetros que quedan para llegar y no avanzas, te acabas obsesionando y la cabeza te juega malas pasadas pensando en negativo. Hay que sacar las últimas fuerzas, un último empujón para llegar.

Encima en los últimos kilómetros nos quedamos sin agua, pasamos por un par de pueblecitos pero no fuimos capaces de ver ningún establecimiento, ni nadie por la calle para preguntar. Seguimos dando pedales, bajándonos en cuesta si y cuesta también, empuja-bike en toda regla.


Llegando a Santiago, en los barrios de las afueras vimos una fuente y rellenamos los bidones de agua. Venga que ya estábamos allí, solo queda llegar al centro. Pero jolines todo cuesta arriba, no podíamos más. Entramos en un bar a tomar algo fresco, el calor era insoportable, y era muy muy tarde ya. Nos quedarían un par de kilómetros, pero no podíamos, necesitábamos ese respiro.

Una vez descansados un pelín, cogimos las bicis y seguimos hacia delante. Cuando por fin nos adentramos en el casco histórico, las callejuelas llenas de gente y por fin llegas a la Plaza del Obradoiro. Estaba llena de gente, peregrinos igual que nosotros que acababan de llegar, turistas de todas partes.



Para mi era el segundo año consecutivo que sentía la sensación de haber terminado el Camino, pero era tan buena como el año pasado. Para Isabel que era su primera vez y la primera aventura con la bici, era muy especial, se emocionó mucho y estuvimos un largo tiempo tirados en el suelo sin pensar. Solo respirando, sintiendo la satisfacción del trabajo hecho.


Cuando pudimos levantarnos, fuimos hasta el Hostal. El mismo ritual de todos los días y paseito por las callejuelas, cena, otro paseito más y a dormir!

El abrazo a Santiago se lo dimos al día siguiente, tranquilamente nos levantamos y fuimos a la Catedral a primera hora de la mañana, había muy poca gente así que tan a gusto. Dimos nuestro ultimo paseo por allí y volvimos a por las bicis y las mochilas para bajar a la estación de tren y coger el nuestro a Vigo, donde cogeríamos el coche del Parking y camino a casa.



Nuestra aventura llegaba a su fin del todo. Grandes días pasamos, bonita experiencia que estamos deseando repetir. Las cabezas ya están con el run run de que será lo siguiente que haremos.



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