Salimos de La Guardia por carretera, donde pasados unos kilómetros comenzaba el carril bici y de caminantes. Empezamos a ver las primeras señales típicas del Camino de Santiago, por fin!!! Ya va haciendo ilusión ir viendo los kilómetros que quedan para llegar, y eso que hoy todavía eran muchos.
Algo más de 30 kilómetros fueron por aquí, aunque continuamente, el camino oficial se va metiendo por pueblecitos para posteriormente volver a salir al carril pegado a la carretera. En varios pasamos en algunos proseguimos por el carril. Recomendable ver Oia, bonito pueblo con su monasterio frente al mar, precioso. Hicimos ahí una parada para tomar algo y coger fuerzas.
Las vistas hoy eran preciosas, ya no eran playas, pero si todo el tiempo viendo el mar con los acantilados y las pequeñas aldeas a un lado, y en el otro la montaña, el bosque. Me encantó esta etapa, muy bonita.
Cuando llegamos a Baiona, era la hora de comer, y madre mía que todavía nos quedaban unos 20 kilómetros para llegar a Vigo, nuestra ciudad dormitorio de hoy. Hoy yo lo llevaba fatal, no podía con las piernas, me costaba dar pedales muchísimo. Isabel iba mucho mejor que yo, tiraba y me iba esperando, se habían cambiado los papeles que llevamos casi siempre que montamos en bici.
Nos sentamos en la terraza de una cafeteria, comimos por un precio muy bajo, pero a lo bestia esta gente, muchísima comida. Hay que ver lo bien que se come por el norte, aquí no pasas hambre ni por asomo. Ya con el estómago lleno, proseguimos el camino. Que cuesta arriba se me estaba haciendo el día de hoy, es que no podía mas. Pensé hasta en abandonar, que tirara ella y me viniese a buscar con el coche (que lo teníamos allí en Vigo en un parking). Pero no, con sus ánimos y al ir los dos juntos decidí proseguir, tardáramos lo que tardáramos.
Proseguimos por esa carretera, había algunos tramos en los que ya no había carril bici, el camino "oficial" por así decirlo, iba más pegado al mar entre pueblos, pero es que íbamos tan reventados que decidimos seguir por la carretera hasta Vigo. Por fín llegamos, que tela hasta que encontramos el Hostal, en todo el centro, tuvimos que atravesar todo Vigo al entrar por la otra punta. En total hoy habíamos rodado 62 kilómetros que se nos habían hecho eternos.
Aquí subimos las bicicletas a la habitación, teníamos terraza y ahí pasaron la noche. Por los precios de los alojamientos de Vigo, reservamos una pensión pero con buenos comentarios de huéspedes anteriores. Estaba en un edificio antiguo, la habitación pequeña pero con lo justo para poder descansar a gusto.
Después de la ducha, estuvimos descansando bastante tiempo. La verdad que no nos apetecía mucho andar por ahí y solo salimos al parking donde teníamos el coche, para llevar la ropa usada en estos 3 días y coger la nueva para los 2 días siguientes. Al ser menos, conseguimos dejar todo en una sola mochila y así nos la íbamos a turnar para ir más descansados. También compramos en un supermercado algo para desayunar al día siguiente en la habitación, porque aquí no lo teníamos incluido. Volvimos a la habitación a dejar la compra y salimos a cenar a una pizzería que vimos de camino antes, que ojo como estaban las pizzas, buenísimas!!!
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