Nos quedaban unos días de vacaciones todavía, y aprovechamos para ir a Santa Pola que hacía varios años que no íbamos por allí. Y como ahora ya no te puedes bañar y aquello está un poco muerto, nos llevamos las bicis para aprovechar a rodar por allí un poquito. Estábamos dando los últimos coletazos a un catarro los dos, pero parece que el cambio de aires nos vino bien.
El primer día, subimos hacia el faro, para disfrutar de las vistas. De camino, vimos unos bunker, donde hicimos una parada después de la cuesta arriba.
Proseguimos un poquito más, para por fin llegar a la nueva pasarela que han hecho y disfrutar de las vistas. Aunque soplaba un gran viento y tuvimos que volver al monte rápido porque nos quedábamos pasmados.
Bajamos hacia Santa Pola por un camino diferente, la verdad que todo el monte que está alrededor del faro, está lleno de pistas y senderos donde disfrutar. Fueron pocos kilómetros, pero para estar saliendo del catarro y volver a rodar un poquito, pues fue suficiente.
El segundo día, hicimos algunos kilómetros más pero mucho mas llanos. Allí los desniveles son escasos, a no ser que hagas algo parecido a lo que hicimos el día anterior.
Estuvimos mirando para hacer un recorrido por caminos que llegaba casi al aeropuerto de Alicante, pero el gps nos metió por un sitio que no había salida y no pudimos continuar por donde nos indicaba. Por lo que modificamos, y tiramos hacia Elche finalmente.
Después de atravesar un poco el parque de las salinas, estuvimos rodando por caminos de fincas, donde las granadas y naranjas abundaban.
Al llegar a Santa Pola nuevamente, seguimos un poco por el espigón del puerto. Y ya de ahí marchamos para casa. Está fenomenal salir con la bici por sitios desconocidos.
