Llegó el momento mas esperado del Verano, hubo suerte y mi bici llegó a tiempo para poder llevar a cabo la aventura planificada. Estaba muy entusiasmado, por volver a hacer el Camino de Santiago, en esta ocasión el Portugués por la costa desde Oporto, pero sobre todo porque lo iba a hacer acompañado de Isabel !!
Después de haber pasado en Oporto un par de días descansando y disfrutando de esta maravillosa ciudad que nos encanta, llegó el día de ponerse en faena. Estaba tan nervioso por ver que tal se nos daba la aventura, sobre todo por mi que me había tirado meses sin montar en bicicleta y con molestias en la espalda más a menudo de lo normal, que el estado en el que llegaba no era el deseado.
La salida de la ciudad es bastante fácil, solo hay que bajar hasta el río, nosotros lo hicimos a pies del famoso puente, e ir rodando junto a él hasta llegar a su desembocadura y encontrarnos con el océano. Ahí igualmente, es seguir dando pedales junto al mar, viendo diferentes playas, disfrutando de esas vistas, todo por carril bici en perfecto estado. Lo malo que en muchas zonas no estaba muy bien señalizado el camino, pero nosotros llevábamos GPS y habíamos descargado unos tracks de otras personas que lo habían hecho con anterioridad.
A parte de carril bici, algunos tramos son también por pasarelas de madera junto al mar, para salvar los arenales de las playas. Hacía sol y calor, pero la brisa del mar suavizaba bastante.
Con algún que otro peregrino te vas encontrando, a pie la mayoría, pero en bici también hubo un par de grupos de 3 que vimos.
Después de un par de paradas muy cortas, para hacer alguna foto, estirar algo las piernas y comernos un plátano o similar, cuando llegamos a Vila Do Conde, hicimos una parda más larga para comer. Habíamos comprado algo de embutido y unos panecillos en Oporto, por lo que nos salió barato, jijiji
Nos quedaban los últimos 20 kilómetros para llegar al destino de hoy, Esposende.
Fué casi a las 5 de la tarde cuando llegamos, con 62 kms recorridos, muy cansados, pero lo que más era molestos con el peso de las mochilas. No llevábamos alforjas, decidimos hacerlo con mochilas que pesaban lo suyo, y al no estar acostumbrados, pues la verdad que cuesta.
Después de acoplar las bicis en un cuarto junto a la recepción, acoplarnos en la habitación, tocaba realizar los estiramientos, duchita, un poco de reposo y salimos a pasear un poco y buscar algún sitio para cenar. Ésto parecía un pueblo fantasma, nos cruzamos con 3 o 4 personas por la calle y los bares que veíamos, que fueron solamente 2, no nos convencieron para nada.
Llegamos a una plaza donde había una pizzeria, pero entramos y estaba hasta arriba, por lo que decidimos volver al hotel y comer en el propio restaurante que tenían ellos. Y gran acierto, porque comimos en abundancia y a muy buen precio. Recomendable este Hotel Mira Rio en Esposende, para pasar una noche, y descansar que es lo que se trata mayormente.
Antes de acostarnos, tocaba poner a cargar baterías de la GOPRO, relojes polar, móviles y GPS. Todos los enchufes ocupados todas las noches, jajaja Y preparar la ropa para el día siguiente, para cuando nos levantáramos, desayunar y salir en marcha a un nuevo día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario