Salí de Sarria pasadas las 8:30, hoy el día era complicado porque tenía dos subidas largas en kilómetros, al principio y a mitad de ruta, y los últimos kilómetros con continuos subes y bajas. En total marcaba unos 63 kilómetros, con aproximadamente 1300 metros de desnivel acumulado.
El día estaba algo nublado, con niebla, daban lluvia a partir de la 1, así que a ver que tal se daba la cosa. Los caminos y la zona preciosa, se nota estar ya en Galicia porque es todo más verde, más bosque, espectacular.
En el kilómetro 23 me estaba esperando Isabel, en el pueblo de Portomarin. Por ahí cruza el rio Miño y pudimos tomar algo juntos para reponer fuerzas. Ya había pasado la primera subida fuerte, y ahora me venía la segunda.
Proseguimos el camino, eran ya casi medio día, y quedaba mucho por delante aún. Me lo tomo con bastante tranquilidad, voy a mi ritmo, disfrutando de todo, me paro a hacer fotos, a ver pueblitos. A sentir el camino.
Por fin llego a la siguiente parada del día, en Palas de Rei, volví a tomar algo con Isabel para retomar fuerzas, ahí ya empezaba a llover un poco y estuve bastante tiempo parado. Me pensé el seguir o no, por miedo a que la lluvia apretara, pero me quedaban 15 kilómetros, los de sube y baja, y los tenía que hacer, porque sino al día siguiente me tocaría sumarlos para hacer el camino completo, porque sino no lo iba a sentir realizado. Así que, volví a ponerme la chaqueta, y a por ellos. Y bien bonitos que fueron.
Y por fin llegué a Melide, el fin de la etapa de hoy. Me costó bastante, fué muy duro, con muchos kilómetros acumulados en las piernas de un día tras otro. Pero contento y ganas de descansar.
Mañana llegaría la etapa final, la llegada a Santiago, el fin del Camino. El cansancio me podía, me superaba, tapaba la alegría que tenia de llegar y de conseguirlo. Me entraban dudas de si lo iba a conseguir o no, que duro es ésto, pero a la vez tan recomendable. Y llegaría, vamos que si llegaría.........
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